domingo, 8 de mayo de 2016

El origen del Homo sapiens

El origen del Homo sapiens

Las personas nos originamos como resultado de varías circunstancias, algunas fueron ajenas a nuestro control y otras no; pero, todas son resultado o consecuencia de los Principios Divinos o Universales.

En la selva de un sector de África, hace millones de años, un pequeño mamífero para escapar de los depredadores se acostumbró a vivir en los árboles, esta circunstancia lo llevó a desarrollar un cerebro complejo y visión frontal que les permitía calcular rápidamente la distancia entre las ramas para saltar y moverse con velocidad y seguridad; también desarrolló manos hábiles y fuertes, con el dedo pulgar que se dobla en sentido opuesto a los demás dedos, lo que le permitía un agarre seguro.

La Tierra siempre ha sido un planeta con clima cambiante, lo que por muchos años era selva se podía convertir en sabana, en desierto, en pantano, en glacial o en mar. 

Frente a la selva donde vivía este pequeño mamífero, por el movimiento de las placas tectónicas, en el lapso de varios millones de años se formó una cordillera que bloqueó las nubes que llegaban desde el océano por lo que la lluvia escaseó y desaparecieron muchos árboles, entonces la selva se convirtió en sabana, esta circunstancia obligó al pequeño mamífero a bajar de los árboles que había dejado sin frutos ni brotes, y recorrer cierta distancia por el suelo para subir a otros árboles que estaban cargados.

Las personas evolucionamos a partir de este pequeño mamífero, que no es un mono.

En esos tiempos vivíamos en grupos pequeños, y empezamos a consumir alimentos que no estaban siempre en los árboles, como pequeñas raíces, pasto insectos y carroña, de a poco nos acostumbramos a la vida sobre la tierra; y notamos que si nos manteníamos erguidos nuestro campo visual era más extenso, por lo que decidimos, que mientras la mayoría comía, algunos harían guardia para que avisen al grupo cuando se acercaba un depredador; así nos organizamos para no ser presa fácil.

Con el paso del tiempo nos dimos cuenta que al comer un poco de carne necesitábamos dedicar menos tiempo a alimentarnos porque ingeríamos la misma cantidad de proteína y grasa que cuando comíamos abundante fruta o pasto; cuando éramos cien por ciento herbívoros pasábamos todo el día buscando que comer, pero al alimentarnos con carne ya contábamos con tiempo libre; esta circunstancia nos convirtió en seres sociables, el tiempo libre lo usábamos para interactuar, para comunicarnos, para establecer jerarquías; empezamos a desarrollar una sociedad.

Cuando aprendimos a cocinar la carne descubrimos que era de más fácil digestión, por lo que disminuyó el tamaño de nuestros intestinos, esta nueva circunstancia nos permitió usar menos energía para la digestión, y este sobrante de energía lo usamos en actividades sociales diferentes a la cacería.

En algún momento llegamos a la orilla del mar y agregamos a nuestra dieta el pescado y los mariscos que por ser ricos en fósforo ayudaron al crecimiento cerebral.

El cambio en la dieta fue la nueva circunstancia que nos permitió el crecimiento del cerebro y la aparición de conductas más complejas, que a su vez presionaban el crecimiento de la masa cerebral, lo que se reflejaba en nuevas habilidades y conductas. 

Cuando de manera definitiva dejamos de subir a los árboles y nos especializamos en la vida en tierra, ya caminábamos erguidos por lo que la columna se nos movió de atrás del cráneo hacia debajo, además nuestras manos se especializaron aún más cuando empezamos a usar herramientas. 

En las hembras el canal de parto se estrechó, lo que provocó que nuestras madres tuvieran que parirnos cuando todavía estábamos poco desarrollados, por lo que por varios años dependíamos de la familia, como resultado de la interacción familiar creamos vínculos sociales muy fuertes, especialmente con la madre, los hermanos y los primos. 

Sólo fue cuestión de tiempo para que perfeccionemos las herramientas primitivas; por ejemplo, primero usábamos un simple palo, con el tiempo vimos que si afilábamos un extremo, el palo se convertía en un arma más efectiva; luego aprendimos que si en lugar de afilarlo le colocábamos una punta de piedra, lo podíamos arrojar lejos, con lo que ya no hacía falta acercarnos a nuestra presa y la cacería resultaba más efectiva; después desarrollamos el propulsor, que es una herramienta para arrojar más lejos la lanza; de aquí inventamos el arco y flecha, luego la ballesta… el rifle...

El desarrollo del lenguaje y la habilidad para fabricar herramientas fueron simultáneos; científicos de la Universidad Liverpool, en Inglaterra, en un experimento pidieron a varias personas que fabriquen hachas de piedra y simultáneamente les realizaron un examen de producción de lenguaje, el resultado fue el siguiente: “Nuestro estudio ha revelado patrones de flujo sanguíneo correlacionados, en los primeros diez segundos de realización de ambas tareas. Esto sugiere que las dos dependen de áreas cerebrales comunes, un hecho que es consistente con las teorías de que el uso de herramientas y el uso del lenguaje evolucionaron simultáneamente, y que éstos comparten redes comunes de procesamiento cerebral”.

En algún momento también empezamos a desarrollar el arte como respuesta a la necesidad de expresar y compartir las ideas, es muy posible que esto haya originado la aparición de la escritura. Se cree que esta fue la clave para que hayamos sobrevivido a las demás razas del género Homo, ya que podíamos compartir las experiencias y conocimientos nuevos, inclusive con personas a las que nunca veríamos pero que tenían acceso a lo que habíamos expresado con arte o escritura.

Ocupamos todos los hábitats del planeta, el ártico, el desierto, la selva, las sabanas, los pantanos, los páramos, pequeñas islas. Después de varias generaciones viviendo en los diferentes ambientes ya era notoria la diferencia entre los grupos de personas.

Los científicos genetistas determinaron que sólo existe una raza de personas que está dividida en varios fenotipos, por lo que ya está desechada la idea de diversas razas humanas.

La cantidad de lluvia, la temperatura ambiental, la flora, las diferentes especies de animales que cazábamos, el acceso al agua, las guerras, etc., fueron factores determinantes para desarrollar las variadas características externas e internas que dieron paso a los diferentes fenotipos humanos.

La palabra fenotipo define las características de las personas y es resultado de la herencia más los rasgos desarrollados por acción del medio ambiente, como la conducta, el color de la piel, la capacidad pulmonar, la resistencia a correr o a nadar, etc.

Somos emigrantes por la necesidad de sobrevivir y esta estrategia también la llevamos en los genes; nos fuimos adaptando a los nuevos hábitats o medio ambientes.

La constante movilidad del Homo sapiens me lleva a sostener que en las diversas áreas de la Tierra no existen “grupos humanos originarios” sino personas que llegaron antes.

El mundo conoció de la aparición de un nuevo grupo humano a partir del 12 de Octubre de 1492, este día nació la Nación Mestiza, y es resultado de la conquista de las naciones asentadas en América que tenían poco desarrollo tecnológico en comparación con los conquistadores, ni siquiera habían descubierto el hierro, ni el uso de la rueda, sus armas eran de piedra y madera, por esto fueron sometidas por pocos soldados, pero, que tenían espadas y chalecos de acero, y armas de fuego.

La Nación Mestiza Americana actualmente está conformada por millones de personas, deberíamos sentir orgullo de descender dos grupos humanos bien definidos. Uno, los conquistadores que demostraron valentía y decisión para superar la pobreza que soportaban en Europa. Dos, las naciones sometidas que nos heredaron un sistema de vivir en armonía con la Naturaleza, a la que no veían como objeto de explotación sino como la sustentadora de la existencia.

Es importante tener presente que la naciones indígenas de América que no se adaptaron a vivir en armonía con la Naturaleza desaparecieron, antes de la llegada de los conquistadores, porque agotaron los recursos de subsistencia. Deberíamos aprender de esta experiencia ajena.

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