miércoles, 2 de diciembre de 2015

El espíritu

El espíritu


Cuando empezamos a ser personas y veíamos que la madera al quemarse produce fuego y humo que se elevaban por ser más livianos que el aire, llegamos a creer que los seres teníamos una substancia que salía del cuerpo y se elevaba al cielo cuando moríamos, que el cielo es arriba, y que allá arriba es donde iremos al morir.

Como no conocíamos que la Tierra es redonda no podíamos saber que el “arriba” de las personas que viven debajo de la línea ecuatorial es el “abajo” de quienes viven sobre esta línea imaginaria.

En ese tiempo creíamos que el cuerpo o substancia material no es importante sino solamente la sustancia etérea que llevamos dentro.

Por miles de años confundimos la conversión de la materia en energía, debido al aumento de vibración de sus moléculas, con el espíritu; y millones de personas han muerto o han sufrido penurias por defender estas ideas que concebimos en los tiempos que sabíamos poco y los Maestros de la Ley Divina nos enseñaban mediante metáforas.

Millones de personas todavía viven bajo la creencia que su parte corporal no importa sino sólo su Yo energético, esto es un error.

Las personas estamos formadas de materia y debemos darle importancia a nuestra parte corporal porque por millones de años nos ha permitido evolucionar desde seres primitivos hasta lo que somos ahora, y este proceso continuará constantemente.

Por mucho tiempo hemos confundido la energía que forma el alma, con el espíritu, pero ya debemos superar esta etapa del oscurantismo.

El espíritu no es energía sino un sentimiento resultado de una emoción, pero aparecerá únicamente cuando la empatía esté presente. 

Empatía es la capacidad de ponernos en el lugar de otra persona para conocer lo que siente o piensa.

Las emociones son resultados de la actividad fisiológica del cuerpo por el efecto de drogas que genera ante ciertas circunstancias como el temor o la felicidad.

Los sentimientos son resultado de las emociones.

El sentimiento conocido como espíritu nace de la emoción de felicidad al saberse parte de un grupo, esto porque desde antes de ser personas aprendimos que al ser parte de un grupo teníamos más oportunidades de sobrevivir.

El espíritu es el sentimiento que une a todos los seres del Universo; todas las personas tenemos este sentimiento pero millones lo tienen opacado porque permiten que las emociones perversas predominen en su ser.

Cuando empezó a formarse la sociedad humana apareció un espíritu superior al que nos motivaba cuando éramos animales primitivos.

El cuidado materno durante el tiempo que los cazadores estaban ausentes, más las historias de la cacería que los ancianos contaban ante la fogata, desarrollaron lazos afectivos entre los miembros del grupo, especialmente entre los niños que se criaban juntos, lo que consolidaría la sociedad por la aparición del espíritu en su manifestación primitiva, esto es el Espíritu Tribal, como resultado de sentirse parte de un grupo dentro del cual habría más posibilidades de conseguir comida, refugio y protección.

Esto es que, del espíritu grupal que sentíamos cuando éramos animales con pensamientos menos avanzados, evolucionamos al espíritu tribal.

Está comprobado que muchas especies de animales e insectos saben que son parte de un grupo donde tienen más posibilidades de supervivencia, y atacan a quienes no son parte de él, por lo que estoy convencido que tienen un espíritu al que denomino Grupal.

En muchos insectos encontramos la presencia del espíritu grupal como es el caso de las hormigas y las abejas.

Las leonas dejan a sus crías con las hembras nodrizas quienes reciben comida por su trabajo, de esta manera los cachorros están protegidos, los leones entendieron que al ser parte de un grupo tienen más opciones de sobrevivir.

Las crías de elefantes son cuidadas por su madre, por sus hermanos mayores y por sus tías; cuando un elefante muere todos los miembros de la manada se quedan varios días junto al cuerpo y lo tratan de levantar, y cuando vuelven a pasar por el sitio donde está el esqueleto lo saludan; esto demuestra que los elefantes saben que en grupo asegura la supervivencia de sus miembros, y que sienten la pérdida de un miembro.

En las manadas de lobos, de búfalos y de perros salvajes, también hay comportamientos que denotan la presencia del espíritu grupal.

Las personas agrupadas en pequeñas naciones, motivados por el espíritu tribal, creamos un escudo y una bandera que nos diferenciaba de las demás naciones, por lo general usábamos imágenes de animales en estos emblemas, esta práctica estuvo bien en ese tiempo, era un rezago de cuando usábamos los tótems como ídolos de adoración.

No veo bien que actualmente las naciones se identifiquen en sus emblemas con animales que tienen cualidades sobresalientes, como la fuerza del oso o del toro, o la velocidad y visión del águila; después de todo nosotros superamos a los demás depredadores gracias a la inteligencia que desarrollamos por la necesidad de sobrevivir, y que nos dio la capacidad para compartir las experiencias y resolver problemas a partir de ellas.

El espíritu tribal lo llevamos en nuestros genes, actualmente es la causa de la creación de barras deportivas, pandillas, confraternidades, clubes sociales, iglesias, logias.

Cuando el espíritu tribal es alentado por caudillos perversos se dan casos de asesinatos masivos o genocidios por el sólo hecho que las víctimas son del otro grupo; inclusive en tiempos del “hombre civilizado” se ha llegado a casos extremos: En 1994 en cien días fueron asesinados ochocientos mil varones, mujeres y niños de la etnia tutsi por los hutu en la república de Ruanda. En Irak, en un solo día de marzo de 1980 fueron asesinadas cinco mil personas de la etnia kurda; en total se cree que durante el gobierno de Saddam Hussein fueron asesinadas dos millones de personas solamente por pertenecer a la etnia kurda.

Debemos evolucionar el espíritu tribal y aceptar que ahora la tribu es toda la humanidad para que de esta manera aparezca en nosotros una manifestación evolucionada o avanzada del espíritu, al que denomino Espíritu Humano, este sentimiento nos permite ser mejores personas.

Es una verdad indiscutible que “cuando mejoran cada una de las partes, mejora el todo”; por lo tanto, si la mayoría de las personas evolucionamos del espíritu tribal al espíritu humano, la humanidad conformada por nuestros hijos y nietos será mejor de la que recibimos de nuestros padres y abuelos.

Llamo a este sentimiento, Espíritu Humano, para diferenciarlo del espíritu que sienten otras especies que comparten la Tierra con nosotros.

Toda persona perversa, si lo desea puede cambiar para bien, pero este cambio está condicionado al deseo y trabajo personal del interesado, recordemos que “cada persona debe recorrer su propio camino”.

Cuando en las personas aparece la emoción de saberse hijo de Dios, se presenta el sentimiento denominado Espíritu Divino o Humano, y que da personalidad al Alma Colectiva del Universo.

La emoción que debe predominar en las personas que se declaran ateas es saberse parte del Universo, pero teniendo la certeza que no somos lo mejor ni lo peor, sino sólo un ser más, con el mismo valor que el Sol, o el río Amazonas, o los pájaros, o las hormigas, o que los reyes y presidentes.

El espíritu humano es fundamental porque permite que haya armonía entre nuestra parte material o cuerpo y nuestro componente energético o alma, porque mantiene bajo control las conductas delictivas.

Cuando este sentimiento está ausente la armonía entre cuerpo y alma desaparece y la persona sufre, y hace sufrir a los demás, porque afloran las conductas delictivas.

Una persona con el espíritu humano opacado o anulado es un animal que actúa por instinto donde la supervivencia es la prioridad, por esto se realizan ataques sexuales, robo de bienes, y cualquier actividad que aseguren la perpetuidad de la especie bajo normas ya superadas por la mayoría de la sociedad humana.

El espíritu humano puede ser anulado o apagado por embriaguez, por drogadicción, por golpes en la cabeza, por hipnosis, por autosugestión.

A veces el apagado momentáneo del espíritu humano es necesario para asegurar la supervivencia, porque nos permite desarrollar velocidad y fuerzas extremas, esto se da cuando la vida, propia o de personas allegadas, está en peligro.

Los deportistas de éxito también usan de manera controlada el apagado del espíritu humano para lograr sus hazañas sobrehumanas.

Sin el Cuerpo no existiríamos, y la presencia del Cuerpo produce inexorablemente la aparición del Alma, el ser humano puede vivir sin el Espíritu; pero reducido al nivel de un humanoide en proceso de convertirse en persona.

Sin la presencia el Espíritu Humano, las personas solo somos Cuerpo y Alma, y esto es una anomalía grave porque, para desgracia de la sociedad, muchos líderes políticos por esta anomalía destruyeron la vida de millones de personas.

Cuerpo, Alma y Espíritu forman la santa trinidad que llevará a la humanidad por la senda del progreso.


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