domingo, 21 de febrero de 2016

¿Somos altruistas o egoístas?

¿Somos altruistas o egoístas?


La siguiente cuestión me dio vueltas en la mente por mucho tiempo, y cuando llegué a una conclusión satisfactoria me sorprendí: ¿Realmente las personas somos altruistas o sólo nos movemos por intereses?

La definición generalmente aceptada para la palabra “altruismo” es la “diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio”; y para “egoísmo” es “inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás”; esto nos lleva a pensar que el egoísmo es malo y el altruismo es bueno, y que son dos actitudes opuestas; pero he llegado a la conclusión que mirando el asunto en sus últimas consecuencias realmente no es así.

El Maestro Jesús nos enseñó “Haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti” esta propuesta, si fuese practicada por todas las personas, el mundo sería muy diferente al actual, sería un verdadero paraíso, pero realmente es una actitud interesada ya que hago el bien porque espero que procedan igual conmigo; visto así el egoísmo vendría a ser una actitud que tiene como finalidad última el bien de la persona que lo practica y por lo tanto de su descendencia.

Si estamos en condiciones de ayudar a otra persona pero nos negamos a hacerlo, realmente somos egoístas con nosotros mismos, entonces resulta que cuando ayudamos a los demás, lo hacemos por interés ya que esto nos beneficia; esto por la Ley de Causa y Efecto.

Cuando tenemos una actitud altruista, o egoísta, con los demás realmente la estoy teniendo conmigo mismo, por lo que para tener una vida feliz es importante ayudar a los demás, porque realmente nos estamos ayudando a nosotros mismos.

Pero el asunto va más allá de lo que aparenta ser, para que quede bien entendido reseñaré tres casos de conductas que se dan en la naturaleza.

Uno, cuando en una manada de leones el líder es desplazado por un joven que lo derrotó en una pelea, el nuevo líder mata a todos los cachorros porque no está dispuesto a criar hijos ajenos y para que las hembras entren en celo y así procrear sus propios hijos; las madres de los cachorros no impiden el infanticidio porque necesitan la protección del nuevo macho.

Dos, en una especie de pulpo, la hembra pone más de 100 mil huevos que los cuida con esmero absoluto, tanto que ni siquiera come durante los tres meses que toma la incubación, los mantiene limpios, los airea, y aleja a los depredadores, hasta que nacen los pulpitos, en este momento la madre está tan agotada y desnutrida que muere.

Tres, la mantis religiosa es un insecto que se sacrifica para poder procrear, el macho sabe que su novia se comerá a todo lo que este cerca, por lo que no le queda otro camino que permitir ser devorado ya que esto le permite acercarse a la hembra para fertilizar sus huevos.

En el primer caso vemos la máxima expresión de egoísmo cuando un mamífero no acepta criar hijos ajenos y los asesina para así preñar a las hembras y criar a sus propios hijos; en el segundo ejemplo vemos la máxima expresión de amor maternal cuando un molusco se sacrifica por el bienestar de sus hijos; en el tercer caso tenemos a un insecto que para trasmitir su Arca acepta morir para lograrlo.

En los tres casos relatados, lo que realmente sucede es que los protagonistas toman las acciones necesarias para trasmitir sus genes mediante la procreación, esta es la finalidad más importante de su vida, tanto que inclusive la vida del individuo está por debajo de la necesidad de pasar la información recibida de los ancestros más la adquirida en la corta vida, porque esto nos hace eternos.

Igual situación se da cuando las personas adultas, en periodos de crisis alimentaria, pasan hambre para que sus hijos o nietos se alimenten mejor, o para que estudien una profesión.

Esta actitud humana es motivada por la necesidad imperiosa, inducida por el Alma, para conservar la especie y para que los descendientes se críen en las mejores condiciones.

Cuando hay una situación de peligro, como un naufragio o un incendio, los varones gritan “salven primero a las mujeres y a los niños” esta actitud es inducida por el Alma que tiene como estrategia de supervivencia salvar de manera preferencial a las mujeres, porque ellas son la garantía de la perpetuidad de las personas, ya que es suficiente con que al menos un varón se salve.

El egoísmo y el altruismo son dos manifestaciones de una misma conducta fundamental de los seres vivientes que tiene como finalidad la conservación de la especie, y está guardada en el Arca, por lo tanto es parte del Alma y del Cuerpo.

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