El Arca
Varios grupos humanos de la antigüedad, de todo el mundo, relatan la extinción masiva de millones de seres vivos, mediante una inundación; algunas tradiciones cuentan que en un arca fueron salvados una pareja de cada especie animal y un pequeño grupo de personas, y que con ellas se repobló la Tierra.
Es obvio que estos relatos son una metáfora
de un acontecimiento que sí sucedió; porque si las cosas hubieran ocurrido tal
como se narra ya nos hubiéramos extinguido las personas y los demás animales
debido a la endogamia.
La palabra endogamia define a la reproducción entre individuos de una misma
familia, lo que aumenta las posibilidades para que la descendencia sea afectada
por deterioros genéticos. Metáfora es la
descripción o relato en sentido figurado y no literal.
Los primeros animales que vivían en el
océano primitivo eran ciegos porque su hábitat era oscuro, no tenían cerebro
sino apenas células especializadas para controlar sus tareas corporales que
eran simples, por lo tanto no contaban con una manera de comunicarse.
Al no poder comunicarse, no podían enseñar
a su prole las tácticas de supervivencia, pero es obvio que las trasmitieron,
sino hubiera sido así no estaríamos presentes; por esto considero que la única
manera que esta información fue pasada de padres a hijos es mediante los genes
del ADN, y lo que es más extraordinario, es que de esta manera llegó hasta
nosotros.
El ácido
desoxirribonucleico o ADN guarda en los genes la información para el
desarrollo, funcionamiento y trasmisión hereditaria de todos los seres vivos.
Los animales que en la actualidad viven en
la Tierra, incluido el hombre, se originaron de los animales que lograron
sobrevivir a las diferentes extinciones masivas, no podría ser de otra manera,
y aunque me resulta incómodo decirlo, lo hago para que quede bien claro este
tema.
Actualmente todos los seres vivos llevamos
un enorme tesoro genético con la información que nos permitió sobrevivir a más
de cinco extinciones masivas; en esta información, están incluidas las
conductas que debíamos adoptar para sobrevivir.
A esta información genética acumulada en el
ADN, en el resto del libro la llamaré Arca.
Todo el conocimiento que adquirimos se agrega
al Arca, por esto es que siempre está evolucionando.
El Arca permitió que después de cada
extinción masiva la vida continúe con los pocos especímenes sobrevivientes, y
las nuevas especies que aparecían continuaban con este proceso de agregar en el
Arca más información.
Las personas tenemos guardado en el Arca
información con las experiencias para sobrevivir desde que éramos gusanos
marinos hasta la actualidad, tenemos miles de millones de años de existencia
pero con diferentes formas anatómicas.
Las personas somos poderosas gracias al
Arca, en los genes atesoramos información que podemos usarla cuando queramos,
sólo debemos querer hallarla y de trabajar para lograrlo.
Muchas veces esta información aparece sin un
esfuerzo consciente nuestro; cuando tomamos una actitud sin que la hayamos
pensado, decimos que fue “por instinto”; pero, es un hecho probado que todo lo
que hace nuestro cuerpo es resultado de acatar las órdenes que mediante
impulsos eléctricos emanan del cerebro -y posiblemente del corazón-, en
consecuencia, es innegable que el cerebro también emite ordenes sin que obre
nuestra voluntad.
No estoy hablando de las órdenes nerviosas
involuntarias pero fundamentales para la vida como el funcionamiento de los
órganos, sino de actitudes que después que las tomamos nos preguntamos ¿por qué
lo hice?.
Entonces, si nosotros no damos la orden
para que adoptemos una actitud “por instinto” ¿quién lo hace?, la respuesta la
encontrará en el subcapítulo el Alma; pero le adelanto que el Arca contribuye a
la toma de estas decisiones.
A partir del desarrollo de la electrónica
el Arca evolucionó más todavía porque el conocimiento creció más aprisa que en
las centurias anteriores; por lo tanto el Arca de las personas actuales está
mucho más evolucionada que el de las personas de hace 100 años y mucho más que
hace 500 años.
La información genética es energía, lo
mismo que los impulsos que controlan el cuerpo, por lo tanto, la energía es un
componente fundamental en la vida de las personas.
Desde la concepción somos más energía que materia, pero las personas no somos ninguno de estos dos componentes por separado (energía o alma y materia o cuerpo) sino el resultado o manifestación de su interacción continua.
Desde la concepción somos más energía que materia, pero las personas no somos ninguno de estos dos componentes por separado (energía o alma y materia o cuerpo) sino el resultado o manifestación de su interacción continua.
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