miércoles, 6 de enero de 2016

La verdadera religión

La verdadera religión


La verdadera religión no te pide que adores imágenes, pero tampoco te pide que no lo hagas.

La verdadera religión no te pide que te flageles y te causes heridas corporales, ni que camines sobre fuego, pero tampoco te pide que no lo hagas.

La verdadera religión no te pide que proclames el nombre de Dios que se inventaron algunas personas, pero tampoco te pide que no lo hagas.

La verdadera religión no te pide que te vistas de una manera determinada, pero tampoco te pide que no lo hagas.

La verdadera religión no ve a los Maestros de las Leyes Universales como el Pastor que empuja al Rebaño, sino como el Amigo que señala el camino.

Los miembros de la nueva religión no nos vemos como un Rebaño que necesita un Pastor, porque sabemos que somos tan iguales que el Maestro sólo que con menos conocimiento.

Si ayudas a los demás, si vives el amor fraternal, si cumples con los Principios Universales, así te declares ateo, ya eres parte de la verdadera religión.

Esta religión no es nueva, tiene miles de años de antigüedad, pero los caudillos trataron de eliminar sus preceptos, pobres ilusos nunca entendieron que la palabra de Dios se cumple siempre.

Sólo un necio cree que es posible detener el movimiento del Universo.

Los caudillos crearon doctrinas contradictorias con el mensaje de los Maestros de la humanidad; y aseguraban que hay un ser poderoso que resuelve los problemas de todas las personas siempre que los obedezcamos a ellos porque son sus delegados en la Tierra.

El libre albedrio debe ser usado con sabiduría y sólo para el bien.

Es una gran verdad que todo lo que hacemos tiene consecuencias, y porque Dios no es bueno sino que es justo, las consecuencias dependerán de lo que hacemos.

Si queremos vivir bien debemos proceder bien. Este es el Principio de Causa y Efecto.

Perdemos el tiempo cuando oramos pidiendo una buena vida, pero nos regimos por el odio, por la amargura, o por la tristeza.

El Diablo se aleja de nuestras vidas cuando demostramos alegría verdadera, cuando nos preocupamos en verdad por los demás; y cuando el Diablo no está presente en todo nos irá bien.

La verdadera religión no impone, no castiga, sino que se basa en el amor fraternal.

El verdadero amor no impone, no castiga, no pide, sólo da, sólo ama.

Pero no debemos confundir el apego o afinidad a otra persona con el verdadero amor.

El verdadero amor se lo siente por todas las personas sin importar su religión, ideología política, condición económica, sexo o fenotipo.

La verdadera religión no ve a la mujer con un ser inferior que llevó a la humanidad a ser expulsada del paraíso, sino que gracias a la intuición y persistencia femenina, la humanidad comió del “árbol del conocimiento”; entonces, bendita sea la mujer porque el desarrollo tecnológico se lo debemos.

La verdadera religión se basa en los Principios Universales y su finalidad es la felicidad o la Buena Vida de las personas, pero no en otra vida, sino aquí y ahora.

La verdadera religión no se basa en creer sino en saber.

Yo no creo que Dios existe, yo sé que Dios existe.

Dice el Maestro Jesús: Es algo bueno que las personas empecemos a darnos cuenta del Alma a partir de la vida material, entonces podemos decir que “de la carne está naciendo lo espiritual”.

Cada persona debe considerarse el elegido de sí mismo para ser mejor persona, y debe trabajar para lograrlo.

Somos nuestro propio “salvador”, no necesitamos un pastor, ya debemos superar la mentalidad de manada y empezar a ser personas con pensamientos superiores, más allá de lo animal; debemos entender que somos seres humanos individuales, con un cerebro único, y que estamos unidos por el Espíritu Divino.

Por ser seres únicos es que tenemos la capacidad para moldear la humanidad, porque es el resultado de las acciones individuales de cada una de las personas. Por lo tanto, para mejorar una sociedad determinada el único camino es que mejoren las personas que la conforman.

Esta es la verdadera religión, no es nuevo lo que planteo, para vivir dentro de ella es necesario que las personas lo deseen, lo piensen y que lo practiquen en cada instante de la vida.

¿Y esta religión de qué me sirve para evitar que nos extingamos?

Cuando millones de personas empecemos a aceptar que la vida tiene el propósito de comunicarnos con el Alma para coordinar los pensamientos de ambos componentes de las personas, y que al lograrlo mejoraremos nuestras vidas y procrearemos mejores personas… 

…entonces el consumismo, las guerras, la delincuencia desaparecerán, la tecnología será usada sólo para el bien, porque el amor fraterno regirá la vida de la humanidad.

…entonces el discurso de los caudillos no será creído porque habremos superado la necesidad que “alguien nos proteja” porque ya no tendremos enemigos pues sabremos que el destino lo creamos con las acciones previas. 


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