domingo, 3 de enero de 2016

No bajará de un OVNI

No bajará de un OVNI


En la doctrina cristiana se enseña que el Maestro Jesús al final de los tiempos regresará a la Tierra por segunda vez.

Después de mucha reflexión presento mi idea sobre la Segunda Venida.

No comparto el planteamiento de algunas personas cuando dicen que el Maestro Jesús vendrá por segunda vez en un OVNI, quienes dicen esto consideran que Jesús es un extraterrestre, este criterio es producto de especulación, ya que no hay evidencia de ello.

Considero que Él no es un ser de otro planeta sino de otra dimensión, y me fundamento en sus palabras: “Mi reino no es de este mundo”.

“El Universo marcha en armonía regido por leyes constantes”, esto que, en este punto de la lectura de este librito, debería ser considerado una perogrullada, debo decirlo porque es la base del presente capítulo; comprobarlo no hace falta ya que nuestra presencia en este planeta y los millones de estrellas, los ríos, el viento… son pruebas irrefutables de lo aseverado.

Cuando pecamos hay el peligro que se cree el caos en el entorno inmediato al sitio del rompimiento de la ley, pero el Principio de Causa y Efecto lo evita.

El efecto del quebrantamiento de la Ley Divina, en lugar de crear un caos porque se rompió la armonía, cae sobre quien incumplió la ley, y sólo el pecador sufre los efectos de su negligencia.

La frase “Dios me castiga” es una metáfora, no existe un Dios castigador sino Principios Universales inexorables, esto es que se cumplen siempre y para todos.

Dios es justo y da a cada quien lo que le corresponde, no debemos confundir la palabra “bueno” con la palabra “justo”.

El sufrimiento de millones de personas es resultado o efecto del cumplimiento del Principio Universal de Causa y Efecto, también conocido como Justicia Divina o Karma.

Si ingiero alimentos que generan más calorías de las que gasto o con exceso de sal, estoy rompiendo la ley fisiológica y estoy en peligro de diabetes, hipertensión o problemas cardiacos, entonces, si me enfermo digo “Dios me ha castigado”, cuando esto yo me lo provoqué porque la enfermedad es efecto de algo que yo causé; está obrando el Principio de Causa y Efecto.

Pero también tenemos que ver el lado bueno de la Justicia Divina, si acatamos las leyes fisiológicas y vivimos bajo el amor fraterno, el resultado será que “Dios me premia”, entonces muchos dirán, Dios es bueno conmigo, pero la realidad es que nosotros creamos las condiciones para recibir ese premio.

Por esto decimos que no existe la suerte sino la consecuencia de nuestros actos previos, no existe la casualidad sino la causalidad.

Las religiones fueron necesarias para que el hombre primitivo sea encausado para vivir en sociedad, por esto es que se le decía que debían “creer sin dudar, creer por fe” ya que el estado de ignorancia de la mayoría de la población no le hubiera permitido entender los Principios Universales, la sociedad primero debió ser organizada y luego educada.

Las personas nunca dejamos de evolucionar, el paso a niveles de pensamientos más elevados no es brusco sino gradual pero constante; pero este paso, en las personas va demasiado lento, por lo que estamos destruyendo la Tierra.

Es posible que nos extingamos antes de que la mayoría haya desarrollado pensamientos más elevados que los actuales.

Por lo que es fundamental que aceleremos la evolución, esforzándonos en inducir los pensamientos que nos harán mejores personas, porque así procreamos mejores hijos, lo que mejora la sociedad.

En la escuela y en el colegio algunos alumnos pagaban para que otros estudiantes les hagan las tareas; para mejorar como personas esta actitud estudiantil no nos sirve, porque este es un trabajo personal.

Para llegar al siguiente nivel de pensamientos, hay que cumplir dos pasos: debemos desearlo, y debemos trabajar para lograrlo.

Otra vez evoco la frase “cada quien tiene que caminar su propia senda”, para mejorar el Alma debemos mejorar los pensamientos y esto sólo se logra con trabajo personal.

Aceptemos que no vendrá un Salvador desde las estrellas a mejorar el mundo y a terminar con las personas perversas, la solución a la destrucción del medio ambiente y a nuestra extinción únicamente se encuentra en la actitud que tomemos cada una de las personas, la solución está en vivir en armonía, dejándonos llevar por el espíritu divino, como hermanos que somos todos; y desde este momento.

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