miércoles, 20 de enero de 2016

¿Religión nueva?

¿Religión nueva?


Ante tanto abuso de unas pocas personas ubicadas en el poder político y religioso contra millones de personas de las clases más pobres del planeta, me pregunto ¿necesitamos crear una nueva religión?

Después de pensar por mucho tiempo en esta cuestión, mi respuesta es NO.

La mayoría de las religiones actuales aparecieron después de un largo periodo de madurez de las personas, de tener religiones politeístas pasamos a las monoteístas.

Las religiones fueron fundamentales para nuestro progreso cuando éramos primitivos; sus normas morales, que debíamos obedecer por el temor al infierno, nos permitieron iniciar la vida en sociedad. 

También dieron la respuesta para nuestras primeras inquietudes cuando estas iban más allá de ¿qué comeré, dónde viviré, con qué me vestiré?.

Y aportaron en la salud preventiva mediante la prohibición de ingerir ciertos alimentos y con las normas de aseo.

Pero cuando los dirigentes religiosos adquirieron gran poder político, para mantenerlo procedían como si tuvieran la franquicia exclusiva de Dios en la Tierra, con lo que incumplieron los Principios Divinos.

La causa para que estemos en peligro de extinción es la ausencia de moral en muchos de nuestros actos.

A millones de personas no les interesa el futuro, sólo piensan en la ganancia de cada día, y mientras más alta mejor.

Las religiones que nos ayudaron pasar de animales a personas, aunque funcionaron bien en un comienzo, se degeneraron cuando la conducta de sus principales dirigentes se alejó de la doctrina que predicaban.

Para mantenerse en el poder, los caudillos políticos y religiosos tuvieron que recurrir, a la tortura y al asesinato. En los tiempos modernos usan la mentira descarada repetida incesantemente en los medios de comunicación.

No debo dejar de nombrar que los jerarcas de la Iglesia Católica escondieron por muchos años las identidades de los destructores de tantas vidas, cuando decenas niños que confiaron en el “representante de Dios” fueron violados.

Las instituciones o corporaciones son creaciones de las personas, no tienen vida propia, tampoco son buenas o malas por sí mismas, ni obran moral o inmoralmente, sino que son lo que son sus miembros. 

Una corporación que ha amasado gran parte de su cuantiosa fortuna arrebatando la propiedad de millones de personas usando pretextos y la imagen del Maestro Jesús, no es tan santa como se autoproclama.

El Maestro Jesús nos enseña que a las personas se las conoce por sus actos y no por sus palabras por lo que tanto daño causado no se lo remediará con discursos sino con acciones.

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